Sueños sin cuarentena

Profesor Pablo Impelluso

Desde que nos invitaron amablemente a quedarnos en nuestras casas, las cosas fueron cambiando día a día. Entre que olvidé cambiar el horario de la alarma de mi celular de las 6 de la mañana, hasta elegir la ropa que me iba a poner se fue dando de manera paulatina. Con el pasar de los días y especialmente cuando ya comencé a dar las clases virtuales, todo fue cayendo en su sitio. Fue una grata sorpresa que nuestros alumnos fuera apareciendo poco a poco en algunos casos o todos juntos.
Sabiendo que no estamos de vacaciones en nuestras casas como me explicó una alumna, hasta ver como en el primer minuto entran la mayoría al salón online es el ejemplo que de a poco vamos entiendo los nuevos cambios, cambios que no quisimos, y que trabajamos cada día.
¿Cuáles son los beneficios de esta manera de dar clase? Ahora puedo escuchar sus chistes, tienen el micrófono de celular o computadora demasiado cerca para no escucharlos. Antes cuando les preguntaba de qué se reían solo recibía una sonrisa cómplice.
Otro beneficio es que mis alumnos me ayudan con la tecnología, con paciencia me indican cómo hacer para mejorar mi manera de relacionarme con la computadora, que podre usarla para lo que me encanta que es editar videos, pero de ahí a prender la cámara y dejar de mirar para el horizonte son otros 20 pesos.
Estamos lejos pero los siento cerca. Ellos con sus preguntas me demuestran que todos tenemos un rol que cumplir. Solo espero no perderme entre papeles, lecturas, asistencias, exámenes, etc.  y pueda continuar con mi objetivo que es orientarlos a perseguir sus sueños.